ODIO A ISRAEL

Israel Haiom.- por Manuel Molares do Val publicado por Irene Adler en Baker Street
Odiamos a Israel porque presenta el índice de patentes per capita más alto del mundo, porque publica más artículos científicos que ninguna otra nación, 109 cada 10.000 habitantes, y porque dio cinco premios Nobel en el último lustro.
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Una investigación reciente del prestigioso Pew Research Center afirma que los sentimientos antijudíos y contra Israel de los españoles crecieron en

los últimos años del 21 al 46 por ciento.
Están azuzados por autoproclamados progresistas, muchos de ellos periodistas, junto con activistas de extrema derecha, con complejo de inferioridad ante los judíos.
Se justifican afirmando que defienden así a los palestinos. Pero no: los desprecian secretamente, y los tratan con el paternalismo que tienen con sus mascotas.
Y sí, se odia a Israel por su laicismo, por convertir el desierto en jardín, por crear naranjas sin pepitas o conseguir palmeras enanas que producen diez veces más dátiles que las comunes.
Porque fabricó el primer teléfono celular, desarrolló los sistemas Windows NT y XP para Microsoft y los procesadores Pentium y Centrino para Intel.
Porque tiene en un pedacito de tierra la mayor concentración del mundo de empresas de alta tecnología, 3.500, y el tercer mayor número de empresas de la NASDAQ, la gran bolsa electrónica.
Irritémonos más: es el segundo destino de los fondos de capital riesgo. Quienes aventuran sus capitales esperando grandes beneficios, incluyendo los árabes ricos, prefieren invertir en Israel a hacerlo en España, por ejemplo.
Odiamos a Israel porque tiene el mayor número de empresas de biotecnología del planeta para sus siete millones de habitantes.
Porque el 25 por ciento de sus trabajadores es universitario y porque el 12 por ciento es doctor.
Odiamos a Israel porque presenta el índice de patentes per capita más alto del mundo, porque publica más artículos científicos que ninguna otra nación, 109 cada 10.000 habitantes, y porque sólo en el último lustro dio cinco premios Nobel.
Los mediocres disimulamos nuestro odio a Israel apoyándonos y denunciando la pobreza de los vecinos.
Queremos la vieja Palestina con pueblos pobres, nómadas, polígamos, con mujeres tapadas: condescendientes, creemos expresar así nuestra superioridad sin que se note.