Los activistas querían violencia

Itongadol.- Esperé una semana para escribir este comentario. Necesitaba reunir más detalles sobre el desgraciado incidente de Gaza que causó la muerte de nueve activistas por la paz pro-palestinos y que, de inmediato, provocó la condena, casi universal, hacia Israel. Sí, al principio, la noticia fue devastadora para aquellos que creen en el compromiso de Israel para con la democracia, ¿es posible, nos preguntamos por qué, sus legendarios comandos, acabaron abriendo fuego, sin provocación, sobre hombres y mujeres desarmados, que llevaban alimentos y medicamentos a los habitantes de la sitiada Gaza? Sin duda, Israel tuvo que esperar fuertes críticas de

todos lados, enemigos y, también, de amigos.
Ahora, la situación se volvió más transparente. Desde video-clips, realizados por los israelíes y sus prisioneros y sus testimonios, parece que, si bien los ataques políticos contra Israel pueden resultar comprensibles fueron, sin duda, precipitados y exagerados.
No olvidemos el contexto: Gaza, bajo el gobierno de Hamas, es – después de todo- una zona de guerra. Sus miles de cohetes constituyen una amenaza permanente para los ciudadanos de Israel. Hamas es una organización terrorista. Su Carta constitutiva contiene una resolución específica: destruir al Estado judío y matar a todos los judíos. Ninguna persona racional cuestionaría la decisión de Israel de bloquear los envíos de armas a este grupo. Pero, Israel, sí permite los envíos de ayuda médica y alimentos. ¿Es este bloqueo parcial legal o ético? Ese problema se debería considerar, con cuidado, antes, por la comunidad internacional.
Sabemos que los seis barcos de la flotilla fueron rentados por grupos pro-Hamas. La iniciativa provino del ala más militante de Hamas ¿Cómo podía Israel estar seguro de que no llevaban armas para matar y destruir?
La intervención militar de Israel en la flotilla se llevó a cabo en aguas internacionales lo que generó que, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, acusase, de modo descarado, a Israel de piratería. Pero recuerdo una situación en la que, el presidente John F. Kennedy, impuso un bloqueo a Cuba durante la crisis de los misiles. ¿No era, la detención de los barcos soviéticos, por parte de la marina de EE.UU., en defensa propia?
Me preguntan: ¿qué pasa con los disparos contra civiles desarmados? La respuesta es: no estaban desarmados. Los hombres, que estaban en la cubierta del buque más grande, el Mármara Mavi, esperaron a los comandos y actuaron como un grupo de linchamiento bien organizado. Era el plan; una trampa. Lo sabemos ahora. Eran militantes orientados a la fuerza. No pacifistas. Estaban armados; no con armas sino con cuchillos y barras de hierro.
Cuando los soldados israelíes aterrizaron sobre la cubierta fueron, de inmediato, rodeados por hombres, visiblemente entrenados, que se lanzaron, con salvajismo, sobre ellos. Algunas de sus armas fueron tomadas y utilizadas en su contra. Diez miembros del comando resultaron heridos de gravedad y hospitalizados.
Ahora sabemos que, algunos pasajeros, parecen haber recibido dinero por su participación. En otras palabras; eran mercenarios. Entre sus pertenencias había un millón de euros en efectivo. Dos de los hombres dejaron testimonios, en vídeos, como terroristas suicidas antes de ir a sus misiones.
En un informe se menciona un intercambio verbal entre los pasajeros y los soldados en uno de los buques. Frente a la oferta de navegar, con tranquilidad, hasta el puerto de Ashdod desde donde ellos y sus cargas, tras la inspección, transferirían a Gaza la mercadería, la respuesta fue: «Cállate, vuelvan a Auschwitz». No puedo creer que, ese particular activista por la paz, habló en nombre de todos sus compañeros. Pero aunque sea solo una obscenidad es, todavía, demasiado.
El incidente pudo haber terminado de manera diferente. De hecho, Israel – de modo preventivo – instó a Turquía a dirigir la flota a El Arish (en Egipto) o a Ashdod (en Israel). El presidente de Turquía se negó.
Y ahora ¿qué? Hay que dejar que las pasiones se calmen y permitir que todas las partes exploren las medidas necesarias para evitar otras explosiones; hay que encontrar formas de ayudar a la población civil en Gaza: el hambre y la enfermedad son los verdaderos enemigos. Al igual que todas las naciones civilizadas Israel sabe que, la indiferencia a los niños con hambre o con discapacidades, no es una opción.
Israel creará un comité de investigación de alto nivel. Es probable que este encabezado por un ex juez de su tribunal supremo. El poder judicial de Israel goza de la estima mundial y tengo fe en su integridad moral.
Y ahora preguntas serias deben ser respondidas ¿Es el bloqueo la única solución al problema? ¿Se analizaron otras alternativas? ¿Quién sabía qué y cuándo? ¿Estaban los comandos israelíes informados de la preparación de la resistencia en el barco? De no ser así, ¿por qué no? ¿En qué nivel se toman las decisiones? ¿Cómo van a impactar, en las negociaciones de paz con el presidente palestino Mahmoud Abbas?
Una cosa está clara: Israel perdió en la batalla por la opinión pública. Pero lo que también sigue siendo claro es proteger a sus ciudadanos. Esa es la legitima prioridad y no puede ser puesta en tela de juicio.
Wiesel es escritor y profesor. En 1986, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz.
Traducción: Asuntos Públicos. Embajada de Israel en Buenos Aires

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