La anulación forzosa de la actuación de un artista franco-marroquí judío en el festival de Beitedine dividió a los libaneses entre quienes ven en lo sucedido «terrorismo intelectual» y quienes no aceptan su pasado en el ejército israelí.
Estaba previsto que el humorista, Gad Elmaleh (foto), ofreciera tres representaciones, del 13 al 15 de julio, en este festival considerado como el más importante evento cultural del verano libanés, pero su agente, Gerard Coullier, se vio obligado a cancelarlas tras recibir amenazas.
Coullier denunció una campaña contra el artista por parte de la televisión Al Manar y sitios Internet afines a la organización terrorista chiíta, Hezbollah.
En estos medios se aseguraba que Elmaleh había servido en el ejército israelí y era simpatizante del Estado de Israel, algo que su agente negó formalmente.
El ministro saliente de Información, Tarek Mitri, declaró que quienes «piensan que de esta manera se combate a Israel, perjudican la imagen de Líbano».
«Las amenazas, aunque indirectas, contra un artista francés de origen marroquí y de religión judía no aportan nada al combate contra Israel. Al contrario, perjudican la imagen de Líbano y al dinamismo y riqueza del festival de Beitedine», declaró Mitri.
El ministro del Interior, Siad Barud, consideró que lo sucedido «es muy triste; la batalla por las libertades publicas debería unir a los libaneses y no transformarse en elemento de discordia».
Líbano, mosaico de 19 religiones reconocidas, entre ellas la judía, siempre estuvo a la vanguardia de las actividades culturales en la región.
Sin embargo, todo lo relacionado con Israel sigue causando recelos en el país ya que ambos estados siguen en guerra.
Según el titular de Interior, al no ser ciudadano israelí, el humorista obtuvo un visado de entrada sin problemas y se le facilitó la presencia en el país.
El anuncio de la anulación de las actuaciones del artista provocó una ola de descontento en el país, y la sociedad civil se movilizó a través de redes sociales como Facebook, donde se calificó lo sucedido de «terrorismo intelectual».
Wafa Saad, miembro del comité ejecutivo del festival de Beitedine declaró haber recibido correos electrónicos y llamadas «amenazantes» por la participación del humorista.
Algunas de ellas, según Saad, calificaban a Gad Elmaleh de «criminal sionista» y decían que su invitación era algo «vergonzoso».
Por su parte, artistas libaneses y el joven diputado Sami Gemmayel condenaron de modo unánime lo sucedido calificándolo de «racismo, confusión inadmisible entre política, cultura y religión».
El año pasado, editorialistas y libreros libaneses se vieron privados de asistir al salón del libro en Francia porque el invitado de honor era Israel, lo que provocó gran malestar en Líbano.